A pesar de ser más duro que el vidrio normal, el
cristal templado es muy frágil, ya que tiene muy poca elasticidad. Esto hace que al fracturarse se rompa en pequeños trozos de forma relativamente redondeada, con lo que se elimina el peligro de cortes que conllevan las formas afiladas y puntiagudas, que son potencialmente más peligrosas. Es precisamente debido a su forma de romperse y a su alta dureza que el vidrio templado se considera como un vidrio seguro.